La tendinitis se presenta con mayor prevalencia en rodillas y tobillos. En el caso de la tendinitis en la rodilla, al igual que el esguince, es una lesión de gran incidencia de deportistas. Pero, ¿qué la diferencia de los síntomas del esguince?
¿Qué encontrarás en este artículo?
Una lesión de lo más frecuente
La tendinitis en la rodilla constituye casi la mitad de las lesiones en esta articulación, tratándose de una inflamación de alguno de los tendones que configuran esta articulación motivada por un trauma o incluso una rotura.
El tendón es una tira flexible que enlaza los músculos con los huesos. En la tendinitis se produce una inflamación intensa alrededor de los mismos debida a un sobreesfuerzo o una sobrecarga motivados por el abuso constante repercutido a causa de actividades deportivas o la realización de una hiperextensión o rotación erróneas de la rodilla.
¿Qué es este dolor en mi rodilla?
Como apuntábamos, este tipo de lesiones son de curso común y su afectación es dependiente de la actividad realizada, de ahí los diferentes tipos de tendinitis, tanto a nivel articular de rodilla como en diferentes articulaciones.
Causas de la tendinitis de rodilla
Existe una relación directa entre la tendinitis de rodilla y un percance de tipo violento, repentino y motivado por una acción de movimiento de la articulación, pero también puede tener su naturaleza en traumatismos de menor consideración que previamente estaban afectados crónicamente y continúan expuestos a un sobreesfuerzo.
Pero si bien la práctica deportiva es el elemento de mayor incidencia a la hora de determinar las causas que provocan la tendinitis de rodilla, existen otras circunstancias que provocan este malestar, como por ejemplo el envejecimiento, las profesiones con una acción mecánica repetitiva o una patología asociada como puede ser una artritis reumatoide causada por una lesión anterior.
Tipos de tendinitis
La rodilla es una articulación compleja que está compuesta por diferentes zonas que pueden cursar con dolor y en las que, dependiendo de dichas áreas de afectación, podemos distinguir varios tipos de tendinitis de rodilla.
Sin duda, la más frecuente es la tendinitis rotuliana, comúnmente conocida como rodilla de saltador, pero también podemos padecer tendinitis cuadricipital, causada por una inflamación en el tendón del cuádriceps, el síndrome de la cintilla iliotibial, o también llamado síndrome del corredor, o la tendinitis de pata de ganso, cuya afectación se extiende a tres tendones de la zona interna.
Tendinitis rotuliana
El dolor o sensibilidad en la articulación está originado en el desgarro e inflamación de los tendones durante una actividad física, ya sea mecánica motivada por la costumbre, profesional o, principalmente, deportiva. Inclusive este tipo de patología puede originarse debido a un golpe en una mala caída y agravarse al estar los tendones ya dañados o especialmente debilitados.
En el caso de la rodilla de saltador, la tendinitis rotuliana, el impacto repetido contra el suelo en los saltos estiran el tendón llevándolo a su umbral máximo de resistencia y causando inflamación y presentando una alta probabilidad de desgarro importante del mismo.
El tendón rotuliano es una banda insertada en la rótula que la une con la tibia y participa en el movimiento de extensión de la articulación. Una tendinitis rotuliana causa una pérdida de estabilidad en la rodilla y ésta tiende a adquirir cierta rigidez que provoca dificultades en la extensión y molestias en gestos tipo como agacharse o cualquier tipo de salto.
Tendinitis cuadricipital
En este caso, la inflamación es soportada por el tendón del cuádriceps, que sirve de puente de unión con la rótula y cuyo daño se produce debido a una tensión continua del músculo que deriva en la sobrecarga del tendón.
La lesión, finalmente, se produce cuando un traumatismo genera la inflamación del tendón y cursa con dolor durante la contracción o la elongación del tendón.
La tendinitis cuadricipital puede manifestarse de tres formas diferentes: la tendinosis, que constituye el engrosamiento del tendón, micro-roturas fibrilares; micro-roturas fibrilares o una tendinitis calcificante.
Tendinitis iliotibial
El síndrome de la cintilla iliotibial, también conocido como síndrome del corredor, se produce por una continuada fricción del tendón contra los huesos de la rodilla y se manifiesta a través de un dolor punzante y la sensación de ardor en la cara interna de la rodilla durante el desarrollo de un ejercicio físico.
Este tipo de dolencia está causada por una mala elección del calzado utilizado para correr, una maltrecha forma física en los iniciados al atletismo o inclusive, en el caso de deportistas de un nivel superior, debido a un sobre entrenamiento.
Tendinitis de pata de ganso
Es quizás la gran desconocida dentro de este tipo de dolencias. La pata de ganso está configurada por la imbricación de tres tendones con los músculos recto interno, sartorio y semitendinoso, tratándose de una zona especialmente compleja por la musculatura total que la constituye. De ahí que su inflamación repercuta agravadamente sobre la capacidad funcional.
La tendinitis de pata de ganso es una de las lesiones más molestas en el caso de los corredores, ya que el dolor se produce en la zona interior de la rodilla y las zancadas pronunciadas generan una sensación de prurito que se acentúa y genera sensación de quemazón a medida que se fuerza el paso.
Cómo tratar las tendinitis de rodilla
Si bien la mejora en este tipo de dolencia pasa por la aplicación de tratamientos focalizados en la zona a tratar, es cierto que todas las variedades de tendinitis de rodilla pasan por un tratamiento común para su mejora.
Inicialmente debemos controlar el dolor y la inflamación en el tendón involucrado a través de tratamientos antiinflamatorios y aplicación de frío. La fisioterapia juega un papel muy importante en la rehabilitación de los tendones de la rodilla, actuando sobre la acción de elongación de los tendones y fortaleciendo la musculatura que lo abraza.
Debemos considerar que la repetición de lesiones que causan algunas tendinitis puede arrojar resultados de calcificaciones, para las que es posible recurrir a las ondas de choque, las infiltraciones con corticoesteroides u ozono, o la cirugía, en función de la gravedad de la lesión.
Como en cualquier tipo de dolencia que atiende a las articulaciones, ignorar el dolor o tratar de paliarlo de forma autónoma no va a ayudarnos en absoluto, sino todo lo contrario. El cuerpo es sabio y emite las señales pertinentes para advertir de que algo no está funcionando bien.
No tratar debidamente este tipo de lesiones puede provocar su agravamiento y enfrentarnos a roturas muy complejas en el tendón dañado, llegando a cronificar el dolor o disminuir la funcionalidad de la articulación debido a la rigidez.
Pero los cuidados no deberían inherentes a la lesión, sino que lo ideal es tratar de minimizar la posibilidad de padecer una tendinitis mediante la implantación de medidas saludables en nuestros hábitos de vida y rutinas como es el fortalecimiento de la musculatura implicada en la articulación y la mejora de las técnicas de ejecución del deporte o actividad.
Así que si padecemos una tendinitis en la rodilla armémonos de paciencia. Una inflamación leve nos mantendrá alejados de nuestras rutinas un par de semanas pero si tu caso es una rotura fibrilar o una calcificación la factura temporal final ascenderá a unos tediosos e inactivos dos meses.